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Por Anthony López Get
Fotografía: Kimberly Masís

Háblenos un poco sobre usted

Soy oriunda de Naranjo de Alajuela, toda mi formación la he realizado en la educación pública. Provengo de familia numerosa y muy unida. Me gusta cocinar y salir a bailar con mis amigos. Soy lectora voraz de novela histórica, biografías y cuentos fantásticos, siempre tengo algún libro entre manos. También soy fan de podcast y no me gusta ver tele o series, me aburre.

¿Qué labores desempeña dentro de la UCR?

Actualmente me desempeño como profesora de los cursos de Literatura Francesa de las carreras de Bachillerato en Francés y Bachillerato en Enseñanza del Francés. Desde 2022 fui nombrada Directora del Posgrado en Literatura de la UCR y desde 2018 soy Directora de la Revista de Lenguas Modernas. He impartido cursos de Expresión Escrita, Francés Integrado, Cursos de Conversación y también he sido responsable del TCU-452 y miembro de la Comisión de Autoevaluación.

¿Cuál ha sido su mayor desafío dentro de la UCR?

Mi mayor desafío personal y profesional en la actualidad consiste en incentivar en mis estudiantes el amor por la cercanía de la literatura como medio para perfeccionar el uso lingüístico, no solamente de la lengua meta, sino de la lengua materna, así como instrumento para aprehender el entorno y las circunstancias del momento de aparición de una obra literaria. Estoy convencida que la lectura es una herramienta imprescindible para desarrollar el espíritu crítico, cada vez más impopular en la sociedad del consumo masivo y la economía de la atención.

¿Cuál es uno de los logros que siempre recuerda dentro de la UCR?

Recuerdo con mucho cariño la obtención de la Maestría Académica en Literatura Francesa, con la cual completaba los requisitos para poder aspirar a participar en un concurso de antecedentes para obtener una plaza en propiedad.

¿Cuál es, hasta el momento, su mejor recuerdo dentro de la UCR?

Hasta el momento, sigue siendo la tarde en que recibí el correo de parte de la Comisión de Régimen Académico con la notificación de que ya había alcanzado la categoría de catedrática, con lo cual se daba la culminación de un proyecto a largo plazo, sostenido durante 15 años para cumplir con todos los requisitos estipulados por la institución. Para alguien que en algún momento su vida afrontó la posibilidad de no poder ingresar a la universidad, este recuerdo significa un pilar central de la existencia.

Si ha participado en más de un proyecto de investigación o de acción social, ¿cual le ha gustado más y cuáles han sido las razones?

Como mencioné, he sido responsable de TCU y fue una actividad que marcó definitivamente mi percepción sobre la importancia de la universidad en la vida de las comunidades, sigo pensando que es invaluable el aporte de la universidad a través de las actividades promovidas por el trabajo comunal universitario, trasciende el millón de horas donadas anualmente a la comunidad porque permite acercar saberes disciplinares, actores comunitarios y constituye una etapa esencial en la formación de futuros profesionales.

¿Qué beneficios ha traído para usted el haber el haber escogido una carrera de idiomas?

Los beneficios de haber escogido una carrera relacionada con idiomas se reciben durante toda la trayectoria profesional. No se trata solamente de poder interactuar con extranjeros de visita en Costa Rica o de escuchar la radio y leer novelas en otros idiomas, todo eso se trata de ventajas fácilmente identificables. La verdadera riqueza, sin embargo es poder salir de la individualidad para ampliar horizontes, se trata de una posibilidad inagotable para acrecentar la empatía a través el contacto directo con otras culturas, valores y creencias. Una carrera de idiomas es una vía directa hacia la curiosidad hacia los demás, ingrediente necesario para fomentar la interculturalidad y el intercambio de manera natural a lo largo de la vida, y cuando compartimos cultura siempre nos enriquecemos.

¿Cuál sería una recomendación para los estudiantes inscritos en la ELM en la UCR?

Mi recomendación sería asumir con compromiso el privilegio de poder acceder a una educación superior pública de calidad, son estudiantes de la mejor institución de educación superior de la región y representan la inversión social de un país que ha apostado por su recurso humano: que asistan puntualmente a clase, que cumplan con lo que les solicite, que traten de sacar el máximo provecho de cursos y docentes, que aspiren a algo más que la nota necesaria para aprobar el curso, que preparen sus clases cuando tienen que llevar lecturas previas y que cuando estén en el aula aprovechen para poner a prueba su adquisición lingüística, tratando de tomar notas con la mayor exactitud posible; en otras palabras que se asuman como corresponde a estudiantes universitarios, los docentes sabremos reconocerlo y retribuirlo.