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Francisco Chaves
francisco.chavesduran@ucr.ac.cr
Fotografía: Laura Moraga.

La estudiante Karina Solano nos relató sus experiencias luego de ganar el premio “LabCitoyen 2018” y viajar a Francia para un encuentro mundial de jóvenes. Además, nos contó sus percepciones sobre la necesidad de realizar importantes avances en la educación costarricense e implementar el arte como uno de los principales agentes de cambio.

Contanos un poco el proceso del concurso y cómo ganaste el premio.

Claro, este concurso fue lanzado por el Instituto Francés de América Central para toda esta región, y se seleccionó un ganador por cada país, este año solo se eligió una persona para Costa Rica, una para Honduras y una para El Salvador. Para Costa Rica, se lanzó el llamado a candidaturas y el concurso fue crear un proyecto enfocado en educación y derechos humanos, a través de la utilización de un padlet, que es una herramienta para crear un muro para organizar información como uno desee. A grandes rasgos, era crear un proyecto sobre educación y derechos humanos que estuviera orientado para la población francófona en Costa Rica. Estaba dirigido a jóvenes de 20 a 26 años, y cuando vi el post dije “wow, me encanta la temática de este año”, porque es un tema en el que me siento muy concernida, y pensé en hacer una propuesta.

Realmente no era algo que yo tenía previsto, porque el año pasado recién estaba llegando de Francia, ya que me había ido a ser asistente de lenguas de español durante un año escolar, por lo que no tenía pensado volver, aunque lo extrañaba muchísimo. Sin embargo, decidí postular y presentar un proyecto interesante, creé una propuesta diferente para la sensibilización de los derechos humanos enfocados en la educación sexual en Costa Rica. Realicé el padlet como una galería de arte visual y seleccioné obras de todo tipo (escultura, pinturas, grabados, etc.) de artistas francófonos. Todas las obras estaban orientadas hacia la diversidad, la sexualidad, la educación sexual, los métodos anticonceptivos. Una de las introducciones del padlet era acercar a las personas hacia sus derechos humanos, la importancia de conocerlos, ya que muchos no los conocen, quizás los más comunes como el derecho a la vida o a la libertad, pero hay muchos derechos que se pasan por alto en Costa Rica, como el derecho a la información, a la salud sexual, a la identidad… Todos estos derechos están incluidos dentro del padlet y su finalidad es sensibilizar e informar a las personas.

Es decir, darles una pequeña introducción de los derechos como base y luego irlos acercando a los derechos en la educación sexual.

Exacto. Yo envié mi proyecto y fui una de las finalistas en Costa Rica, hubo solo cuatro, que presentamos nuestro proyecto ante un jurado que estaba involucrado activamente en derechos humanos y educación en el país, y finalmente me eligieron como ganadora. El premio era 9 días en París, con una agenda bastante interesante, muy institucional, llena de talleres, conferencias, trabajo en equipo, visitas a la UNESCO, que pienso que es una de las más grandes entidades en cuanto a educación y derechos humanos, también fuimos a la OCDE, que es una organización que realiza políticas para el desarrollo de los países, algo súper relacionado con la educación.

Dentro de este marco de instituciones relacionadas a los derechos humanos, hablamos mucho sobre cómo llegar a los objetivos 2030 que tiene las organizaciones internacionales. Habían más de 60 jóvenes de 20 a 26 años, de 49 países, y se tuvo la oportunidad de ver que existen las mismas necesidades, pero en diferentes contextos y con otros retos. Esto fue muy enriquecedor, ver cómo ellos desarrollan proyectos para el crecimiento de sus comunidades y sus países. Eran personas muy jóvenes, llenas de liderazgo y con proyectos increíbles. Creo que este tipo de actividades cambian las perspectivas de las personas, todo esto me dejó una gran motivación y me inspiró demasiado ver a personas en países con más necesidades económicas que Costa Rica con una visión increíble. Donde no hay nada, es donde ellos más trabajan, y creo que hay que dejar de ver la educación como una caridad, sino ponerse realmente a crear soluciones duraderas. La caridad ayuda a una persona en un momento, pero no se soluciona el problema a largo plazo, hay que trabajar para soluciones durables.

Sobre el padlet, ¿por qué la decisión de que fuera artístico y que utilizara la representación visual?

Esto es muy importante, yo creo que el arte cambia a las personas. Para este proyecto hice una investigación sobre el impacto que tiene la exposición al arte sobre el cerebro de las personas. Los resultados indicaron que cuando las personas se exponen al arte, hay muchos vínculos en el cerebro que se comienzan a crear, lo que produce que haya una mayor estabilidad y sensibilidad. Lo que yo propuse en el padlet fue el arte como un método de educación eficaz sobre estas temáticas tan sensibles, que se pasan por alto. Lo más difícil fue encontrar el “cómo”, porque ya sé que en el país existen muchas problemáticas sobre el tema, como el bullying, la desigualdad de género, la violencia sexista, pero, ¿cuál podía ser la solución? Yo quería llegar a la médula de los problemas, lo que impide que las soluciones que existen a estos problemas realmente avancen. Por ejemplo, en el tema de educación sexual, existen las guías que se dan, los preservativos a disposición de los jóvenes y adultos, pero ¿por qué la situación sigue igual? Todo me devolvía a que la educación no está siendo eficaz, y al pensar en el mejor método para mejorar esa efectividad, la respuesta fue el arte, que sí genera un impacto. La persona que se expone al arte empieza a ser más consciente de sus necesidades y, sobre todo, mucho más empática con las personas que los rodean. Esta metodología es muy innovadora y eficaz. El arte tiene que ser para todos.

Este enfoque está súper interesante, es poco lo que se educa en Costa Rica, al menos en la educación pública, relacionado al arte.

Claro, y la educación es multidisciplinaria. En este caso, tiene la parte de la lengua, porque es para una población francófona, los derechos humanos, el arte, y por supuesto, la sexualidad como foco principal. Durante mi estadía en París, hablamos mucho sobre la innovación en los métodos de enseñanza, creo que este es el momento para Costa Rica de salir y buscar nuevas oportunidades en esta área. Yo pienso que en Europa los másteres están dejando de ser tan especializados y empiezan a ser multidisciplinarios, es parte de los cambios a nivel de educación. Allá nos encontramos que, por ejemplo, para luchar con el iletrismo, había una exposición enorme de arte con robots, que estuvo increíble. Cuando hice el proyecto, descubrí que en el arte se puede sensibilizar, ahí está el “cómo”. En Europa encontré qué, tal como lo había investigado, el arte es una herramienta muy efectiva de sensibilización y esto fue muy gratificante.

Con respecto al proyecto, ¿cuál es el siguiente paso? ¿Cómo se piensa ir implementando?

          Es un proyecto que me encantaría reproducir en Costa Rica, está pensado para personas de 12 años en adelante. Mi prioridad sería reproducirlo para las zonas más desfavorecidas del país, en las que no se vive lo mismo que vivimos aquí en San José. Quiero crear una alianza con el MEP, con las universidades, con la Vicerrectoría de Acción Social de la UCR, de hecho, ya tuve una reunión con la Escuela de Lenguas Modernas para que sea un proyecto de la Escuela. Aún queda presentar el proyecto y ver qué piensa la Vicerrectoría, sin embargo, la zona rural sería mi punto principal de interés, para que el arte se vuelva un fenómeno común, siempre tengo presente que el arte, la educación y la información deben ser para todos.

¿Cuál fue el mayor aprendizaje que tuviste en tu periodo en Francia, tanto durante tu asistencia como en estos días en París?

Fueron experiencias diferentes, la primera vez en Francia fue un proceso de maduración personal y de inmersión lingüística. Aprendí sobre la enseñanza a nivel internacional, y aunque fui asistente, de una u otra forma tuve las labores de profesora. Conocí las diferencias entre los sistemas educativos, y hay muchas cosas que me gustaría reproducir y que deberíamos tomar del sistema francés e introducir en Costa Rica, por ejemplo, la eficiencia de este sistema, sus formas de aprendizaje, sus tiempos de lecciones reducidos, el manejo de los tiempos de la clase, y muchas cosas más. Esta primera experiencia fue enriquecedora desde el punto de vista profesional.

Con respecto a mi viaje a París por lo del concurso, lo tomé más como una formación como ciudadana, cuál es mi parte dentro de esta sociedad, cómo yo puedo ser un motor de cambio para mi comunidad. Del primer viaje regresé con muchas ideas para desarrollar, con planes y metodologías para la educación, pero ahora, volví con la mentalidad de cómo mejorar no solo como profesora, sino como ser humano. El francés me ha aportado cosas sensacionales, como esta apertura al mundo y esta ambición por el cambio. Cuando uno está inmerso en un problema, no lo puede ver, y el haber salido de Costa Rica me ha permitido comparar con otros panoramas y darme cuenta de nuestras necesidades. También me ha permitido darme cuenta de que Costa Rica es líder en muchas cosas, y que nos podemos ayudar mutuamente con los demás países, por ejemplo, en el tema de libertad de prensa, o incluso en la educación.

Relacionado a esto y para ir finalizando, desde tu experiencia, ¿qué tan importante es para un profesional “salirse de la burbuja” y aprender en el exterior?

Yo creo que esto está súper ligado al aprendizaje de las lenguas, porque cada lengua tiene una visión diferente del mundo, entonces, cuando se estudia una lengua extranjera, el mundo se observa desde una cara diferente. Tener la oportunidad de salir y vivir eso que la lengua está proyectando, es increíble. Uno no crece solo profesionalmente, sino que crece también como persona, y para cualquier profesional, en cualquier ámbito, es necesario tener una experiencia fuera de su país. Uno como profesor o comunicador, trabaja para el humano, por eso es tan importante crecer de manera personal también.

Finalmente, ¿estás pensando en nuevos proyectos aparte de este?

Sí claro, ahora voy a empezar el máster en Francés Lengua Extranjera, en la Universidad Francesa de Antillas, Martinica. Es una nueva etapa, estar cerca de una cultura que es francófona, con un sistema educativo francés, pero en otro contexto. Esto es lo más próximo que veo en mi futuro, tengo muchos proyectos, pero siempre con la idea de seguir innovando, en lenguas y en educación. Estos días en París me dejaron claro que innovar no siempre tiene que ver con tecnología, innovar es crear para el humano, para atacar necesidades específicas de las comunidades.