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Francisco Chaves
francisco.chavesduran@ucr.ac.cr
Fotografía: Francisco Chaves.

Entrevistamos a la máster Grettel Mora para que nos comentara su experiencia de coordinar el programa “Inglés por Áreas”, con los diferentes retos a los que se ha enfrentado como cabeza de este. La docente nos explicó los muchos beneficios del programa y la importancia de que se siga promoviendo en favor de los estudiantes y funcionarios de la Universidad de Costa Rica.

¿Cuáles son sus funciones dentro de la Escuela de Lenguas Modernas?

Mi principal desempeño en la Escuela hasta el año 2016 fue ser miembro de diferentes comisiones, como la comisión de docencia, la de acreditación y autoevaluación, y principalmente como docente. A finales del 2016 la dirección tomó la decisión de darme la coordinación del proyecto de “Fortalecimiento de Inglés para estudiantes activos y funcionarios de la Universidad de Costa Rica” conocido como “Inglés por Áreas”. Este proyecto ya tiene 10 años y la coordinación la tengo asignada desde el 2017 hasta el 2018, sin embargo, sigo siendo docente de la Escuela.

¿Cómo nace la sección “Inglés por Áreas”?

Este programa nació cuando se dio una necesidad en el país de mejorar el nivel del idioma inglés, en el momento en el que el MEP realizó un estudio y se dio cuenta del bajo nivel general de los profesores del país. Así nació el programa que nosotros llamamos en español “Inglés por Áreas” y en inglés “ESP” qué significa “English for Specific Purpose”. Es financiado por el Conare que le da el dinero a la UCR y la Universidad lo administra a través de todo un planteamiento de presupuesto que nosotros realizamos.

¿Cuáles son algunos de los beneficios del programa?

Para la UCR es muy positivo porque algunas carreras tienen el idioma inglés como parte de su malla curricular, entonces se realiza un buen esfuerzo para dar un inglés adecuado según las áreas académicas. Sin embargo, el mayor beneficio es para los estudiantes ya que pueden acceder a un programa en el que desarrollan su habilidad en el inglés en las diferentes áreas, como ingeniería, ciencias sociales, ciencias de la salud, etc… Tratamos de que los estudiantes entren al programa apenas ingresan a la Universidad, porque son 10 cursos obligatorios y 2 complementarios, por lo que son alrededor de 3 años y medio. El programa es una beca, los estudiantes no deben pagar y el único requisito es ser estudiante activo de la UCR. Tenemos un presupuesto al que acomodarnos para satisfacer toda la demanda posible, pero los estudiantes que ingresan generalmente lo aprovechan, a pesar de que, por no tener creditaje, no es normal que lo tomen como prioridad.

¿Cuánta población manejan?

Andamos por 700 estudiantes, y tenemos como meta llegar a 800, porque el proyecto tiene que ayudar a la mayor cantidad de estudiantes posibles de toda la Universidad, en todas sus sedes. Atendemos alumnos de Siquirres, Alajuela, Turrialba, Paraíso, San Ramón, y tenemos en vista llegar a todas las demás sedes.

¿Entonces consideran ampliar la oferta del programa?

Sí, pensamos ampliarla, porque generalmente la acogida de un programa nuevo siempre tiene mucha gente, pero a la hora de mantenerse, los números disminuyen. Tenemos que mantener grupos de mínimo 10 o 12 estudiantes para aprovechar todos los recursos, por lo que siempre estamos anuentes a que ingresen nuevos participantes del programa.

En su experiencia como coordinadora, ¿qué se puede mejorar en el programa?

Siempre estamos en constante mejora, tomamos en cuenta las evaluaciones que realizan los estudiantes al terminar los cursos, hacia el programa y los profesores, y consideramos las recomendaciones que ellos nos den. Pasamos capacitando constantemente a los profesores, y, además, hacemos una evaluación para certificar el idioma, y aunque esta no tiene reconocimiento a nivel internacional, le permite al estudiante saber su nivel en la lengua.

¿Cuál ha sido su experiencia como coordinadora de “Inglés por Áreas”, tanto en dificultades como en ventajas?

Creo que la mayor dificultad ha sido acomodarme al presupuesto porque hay muchas cosas que queremos hacer, pero sabemos que no son viables por temas económicos. Una de mis iniciativas fue la divulgación, pero tuve que “quedarme quedita” porque tampoco podíamos ofrecer algo que no pudiéramos dar. Por otra parte, la mayor ventaja ha sido el contacto con los estudiantes, ayudarlos en las situaciones que tienen y estar ahí para ellos desde una perspectiva de coordinadora y no de docente. Además, ha sido muy enriquecedor tratar con muchísimo profesional de la enseñanza de la lengua inglesa joven, que me ha llevado a conocer muchos nuevos recursos que me ayudan en mi papel de docente.

¿Cuáles son algunas de sus proyecciones a futuro?

Tengo dos proyectos de investigación pendientes de ser aprobados junto a otros colegas relacionados al reto de los docentes de nuestra experiencia (por no decir nuestros años) para acoplarnos a las nuevas tecnologías en la enseñanza. En la docencia hay muchísimo por investigar, por ejemplo, me llamaría mucho la atención entrevistar al primer graduado de Inglés por Áreas para conocer su desarrollo profesional y el soporte que le dio conocer el idioma a partir del programa.

¿Aceptaría una beca al extranjero?

De hecho, ya lo hice, yo soy recipiente de una beca. En 1991 inicié un proceso con la Agencia Internacional del Desarrollo (AID), que fue muy largo y engorroso, y en 1992 me fui con beca completa a la Universidad del Sur de Illinois, en Carbondale. Inicialmente me fui para sacar una maestría en TESOL (Teaching English to speakers of other languages), para poder dar inglés en el mundo entero. Sin embargo, estando allí, había muchos cursos que se parecían a los que había llevado para la licenciatura, entonces me surgió la inquietud de realizar una doble maestría, y fue posible con la condición de realizarlo en el mismo periodo de dos años, por lo que tengo la maestría en el TESOL y en Currículo e Instrucción en la especialidad de Desarrollo Instructivo.

¿Por qué considera importante el aprendizaje en el exterior?

En un campo de profesión como el mío es fundamental, ya que al ser nativos de la lengua española y haber estudiado otra lengua, a pesar de tener toda la teoría y ser expertos en el idioma, es imprescindible estar en un país que tenga el idioma como lengua materna para terminar de amalgamar el conocimiento, ya que es una experiencia que no se vive en el aula. No es que no se pueda ser buen profesional sin salir del país, pero es muchísimo el aprendizaje que se puede obtener.