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Francisco Chaves
francisco.chavesduran@ucr.ac.cr
Fotografía: Francisco Chaves.

Entrevistamos a la máster Patricia Barquero para charlar sobre su experiencia durante este periodo en la Escuela de Lenguas Modernas, desde su papel como docente hasta su labor en diferentes proyectos y coordinaciones. La profesora nos dio su punto de vista sobre la importancia de estas secciones y proyectos para el crecimiento de la Escuela de Lenguas Modernas y de la Universidad de Costa Rica.

¿Cuáles son sus funciones dentro de la Escuela de Lenguas Modernas?

He trabajado en la Escuela durante 27 años, y he pasado por muchas funciones. Todos hacemos docencia y es algo maravilloso, pero a veces nos toca llevar puestos administrativos que en algunas ocasiones disfrutamos muchísimo también. En mi caso, durante 8 años llevé la Coordinación de Literatura, y fue un gran placer. Además, estoy en la Comisión de Reconocimiento desde hace casi 20 años y en la Comisión de Docencia desde el 2017. También estoy en la coordinación de vínculo externo para el proceso de intercambios de estudiantes y profesores y como asesora del Instituto Confucio.

Cuéntenos un poco más sobre estas coordinaciones.

La sección de Literatura desde los inicios ha sido una de las más fuertes en la Escuela, se tiene a cargo cursos de historia y de los diferentes géneros literarios. Además, se incursionó en un bloque optativo de literatura en el que se tratan géneros menos tradicionales, con excelentes resultados. La literatura es inherente a la cultura y al lenguaje, es el lenguaje empleado de la mejor manera, pues refleja realmente el pensamiento y la cultura de una persona. Gracias a ella, los estudiantes mejoran su vocabulario, pero también mejoran el pensamiento crítico y humanitario. Se gana desde el punto de vista del lenguaje y del punto de vista del ser. Se debe seguir buscando nuevos focos de aprendizaje, como en literatura creativa.

Desde hace bastantes años estoy a cargo de las becas ACM y otros convenios con el extranjero. Durante 39 años hemos tenido un contacto con este consorcio de universidades estadounidense, y hemos tenido alrededor de 230 beneficiarios que han estudiado allá durante un año. Ellos cubren prácticamente todo y lo que falta, la VAS coopera. También he colaborado en la firma del convenio con la Universidad de California San Bernardino y con la de Middlebury Institute of International Studies at Monterey. Esperamos que se mantenga este intercambio cultural entre estudiantes de estas universidades. Por último, soy miembro de la Comisión de Reconocimiento y Equiparaciones, y lo que hago dentro de ella es analizar cada caso de estudiante para convalidar o no los cursos que ha llevado respecto a los nuestros, si viene de otra carrera u otra universidad.

¿Cuál ha sido su experiencia desempeñando estas funciones?

Muy enriquecedora, ha sido súper interesante porque nadie es dueño de los cursos, como docentes nos toca incursionar en diferentes áreas y es excelente para mejorar como profesionales. Por ejemplo, el curso de Introducción a la Poesía ha sido todo un desafío porque cada vez hay más cosas por investigar y creo que no me va a alcanzar de aquí a que me pensione. Como profesional, voy estudiando y aprendiendo, lo que es muy saludable.

Creo que los retos más grandes que hemos tenido como Escuela son los cambios curriculares, porque genera mucho temor la presión de mantenernos con estándares internacionales de excelencia. No le tengo miedo al trabajo, me encanta la Universidad de Costa Rica y aunque haya salido a estudiar fuera del país, esta Universidad es mi alma máter. Muchas veces, a pesar del cansancio, trabajo en pro de ella y de los estudiantes. A veces no hay suficiente tiempo para realizar lo que más me gusta, la docencia, pero también me permite ayudar a los estudiantes desde otros ámbitos. No importa en cuántas comisiones esté, lo importante es hacer todo con pasión.

A nivel de la UCR, es complicado el tema de cargas académicas y presupuesto, porque es limitado, aunque la Escuela se esfuerza en hacer todo lo posible por aprovecharlo adecuadamente. Muchas veces nos quedamos cortos en proyectos o investigaciones que deseamos emprender por temas monetarios, y es una realidad con la que hemos aprendido a ir lidiando.

¿Cuáles son algunas de sus proyecciones a futuro?

Ahorita estoy trabajando en poesía ecfrástica, una poesía que se refiere a escritos sobre representaciones visuales de arte, de la que he investigado muchísimo para el curso de poesía. Quiero incursionar en el tema de narrativas con algún proyecto, he tenido una espinita en cuanto a explorar un poco la poesía costarricense. He escrito sobre poetas femeninas costarricenses que se liberan de las ataduras de los roles de género en Costa Rica a partir de la poesía erótica, pero me gustaría escribir más sobre este tema. Me gustaría además analizar el lenguaje de las jaculatorias en Costa Rica.

También tengo el deseo de involucrarme en el arte visual, como bellas artes o arquitectura, y espero poder realizar todos estos proyectos antes de pensionarme (risas). Algunas veces he tenido que trabajar sin cargas académicas y aunque es complicado por el tiempo, tengo muchísimos temas que me apasionan y que quiero explorar.

¿Por qué considera que es importante en aprendizaje en el exterior?

Para todo estudiante, independientemente de la carrera, estar en una cultura diferente a la suya es enriquecedor, tanto para apreciar su propia cultura, como para crecer al tener que desarrollarse en otra. Sin embargo, en esta carrera es esencial que estén inmersos en la cultura angloparlante, porque si somos especialistas en esta lengua, debemos estar dentro de su cultura en algún momento. No solo se conocen personas estadounidenses, por ejemplo, sino de todo el mundo, ya que las universidades son muy ricas culturalmente. Estoy firmemente convencida que esta es la clave para erradicar la intolerancia con los extranjeros.