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Francisco Chaves
francisco.chavesduran@ucr.ac.cr
Fotografía: Francisco Chaves.

Le realizamos una entrevista a la máster Ileana Arias, con el fin de conocer su labor en la Escuela de Lenguas Modernas y su opinión sobre los aspectos que se pueden mejorar en favor de todos los proyectos en los que se encuentra involucrada.

¿Cuáles son sus funciones dentro de la Escuela de Lenguas Modernas?

Actualmente doy tres cursos, uno de primer año de carrera, Francés Integrado, un curso de gramática de tercer año y uno de licenciatura. Este es mi segundo periodo como coordinadora de la Sección de Primer Año, y también soy miembro de la Comisión de Autoevaluación y Gestión de la Calidad de la carrera Bachillerato en Francés y de la Comisión de Acción Social.

Cuéntenos un poco más sobre estas funciones.

En la Coordinación de Primer Año realizo la planificación semana tras semana de todo lo que se hace en los cinco grupos. Trabajamos con un mismo planeamiento, entonces se organiza a grandes rasgos las clases, siempre sabiendo que el docente tiene la libertad de reorganizar la propuesta como ellos lo consideren. También se atienden temas más administrativos, correspondencia, solicitud de aulas para exámenes, etc. Además, resuelvo dudas puntuales de los estudiantes de primer año que se acercan a la Coordinación. Para la Comisión de Acción Social, nos encargamos de analizar proyectos nuevos, renovaciones de proyectos y básicamente informes y presupuestos. Es una comisión en la que se trabaja mucho. En la Comisión de Autoevaluación estamos realizando un informe que abarca los últimos cuatro años de lo que se ha hecho. La carrera está certificada pero este informe va en miras de la acreditación, por lo que es de mucha importancia, por lo que estamos de lleno en eso. También nos encargamos de actividades con los estudiantes, docentes, etc.

Además, tengo dos proyectos de acción social, uno de extensión cultural, que es el Concurso de Escritura Creativa en Francés e Inglés, y como su nombre lo indica, se trata de que los estudiantes tengan un espacio fuera del aula para escribir textos literarios. Ya lleva 12 años vigente y los alumnos escriben poemas o cuentos con temáticas que varían según el año, en ambos idiomas. Mi rol es organizar el concurso, revisar los reglamentos, conformar y reunirnos con los jurados, publicar en el blog, entre otras, y cuento con la colaboración con la compañera de inglés Susana Monge. Adicional a la parte del concurso, tenemos talleres y conferencias con escritores, incluso en español, que abrimos al público por la proyección social que debe tener el Concurso.

Además, soy coordinadora del proyecto de extensión docente “Actualización de Docentes de Francés”. En este caso, formamos a los docentes que quieran participar tanto del MEP como de colegios privados, incluso tenemos talleres para profesores universitarios. Contamos al menos una vez al año con la visita de especialistas en didáctica de lenguas, tanto de inglés como de francés. En general, mi labor es bastante variada.

¿Qué se podría mejorar en estos proyectos? ¿Se cuenta con el suficiente apoyo por parte de la Universidad?

A veces lo más complicado es el tema de las cargas académicas, pues se tienen muchas ideas, pero no hay cargas para los docentes. Por ejemplo, en la carrera de Bachillerato en Francés solo contamos con un TCU, y necesitamos al menos otro, pues en inglés hay tres. Por suerte, siempre hemos contado con el apoyo de la dirección de la Escuela de Lenguas Modernas.

Algo que me gustaría que se reforzara en la carrera de Francés es el lazo entre docentes y estudiantes, ya que, aunque tenemos una población estudiantil reducida, se podría mejorar la familiaridad en la relación. Se han propuesto espacios, como la oportunidad de que los estudiantes puedan tomar café y discutir diversos temas en francés con los profesores. A mí personalmente me gustaría que se consolidaran estos encuentros. Además, sería ideal que haya más oportunidades para los alumnos de poder estudiar en el extranjero, que en el propio plan de estudios pudieran irse un mes o un semestre afuera, a partir de convenios internacionales, sería una gran experiencia para ellos.

¿Cuál ha sido tu experiencia realizando estas funciones?

Yo siempre digo que llegué aquí por casualidad. A diferencia de la mayoría de mis colegas, nunca fui asistente de un profesor, tampoco fui una estudiante “sapilla” ni nada, siempre con buenas notas, pero con un bajo perfil. Sin embargo, en algún momento me dieron la oportunidad de entrar en el cuerpo docente mientras trabajaba en la Alianza Francesa, y empecé con un curso de primer año en el 2005. A partir de mi segundo año laborando aquí me empezaron a dar más responsabilidades, y en retrospectiva, el gran giro que tuvo mi carrera fue haber sido parte de la Comisión de Acción Social y responsable de TCU. Pienso que eso cambió mi vida profesional y personal, pues, aunque de estudiante hice dos TCU, estar en la administración es una experiencia diferente de la cual aprendí muchísimo de la U, que como siempre digo, es un pequeño país, tanto en lo bueno como en lo malo. Creo que todo profesor debería experimentar tener un TCU, porque además de conocer estudiantes de otras carreras, se analiza de una manera crítica lo que estamos haciendo en nuestras aulas como academia, y de replantearnos cómo lo que se hace en el aula corresponde a necesidades de la sociedad actual.

¿Cuáles son algunas de sus proyecciones a futuro?

Tengo varios proyectos “a medio palo”, sin terminar. Soy una eterna estudiante, quisiera seguir con mis estudios, y me encantaría tener tiempo para poder publicar más sobre las experiencias que he tenido, porque una de las grandes dificultades en la UCR es que tenemos muchísimas responsabilidades, ya que todos tenemos una gran cantidad de cargas. Aunque estudiamos para ser docentes, al final de cuentas somos muchísimas cosas más que tienen que ver con administración, con otras ciencias sociales, etc. Yo considero que la Universidad sigue siendo una escuela para los profesores, pues nos mantenemos aprendiendo. A pesar de todo, yo le agradezco a la U que, si uno tiene alguna idea, este es un excelente lugar para aterrizarla y poder llevarla a cabo.

¿Ha tenido la experiencia de estudiar en el extranjero? ¿Por qué considera que es importante en aprendizaje en el exterior?

Yo tuve la oportunidad de realizar dos capacitaciones en Francia, en los espacios de verano e invierno. Fueron muy interesantes, en mi primera visita hice unos cursos de ingeniería de la formación, que tiene mucho que ver con administración, se resume en “cómo hacer su propio instituto de idiomas”. También llevé cursos de didáctica y evaluación. Además, gracias al Gobierno de Francia y otras instituciones he realizado estudios que me han enriquecido muchísimo como profesional, como mi Maestría en Ciencias del Lenguaje.

Considero que, por ser estudiantes de lenguas extranjeras, y por el momento histórico en el que vivimos, yo, y creo que todos mis colegas, defendemos un aprendizaje que no quede solo en la lengua, sino que vaya más allá, que lo podamos ver como un puente para muchas cosas, como conocer más al otro. En un mundo tan polarizado, tener una experiencia en el extranjero no solo es beneficioso desde el punto de vista lingüístico, también lo es a nivel social, afectivo, personal. Vivir en otro país le cambia a uno la vida. Cuando fui asistente de español en Francia descubrí que la lengua no solo es el librito que se ve en primer año, sino que es ir y experimentarla, por lo que siempre lo recomendaré a mis alumnos.

¿Algún comentario adicional?

Para todos, que aprender una lengua siempre nos va a ofrecer algo nuevo para nuestras vidas, a nivel intelectual, social, en definitiva, es una experiencia maravillosa.