Por Anthony López Get 
anthony.lopez@ucr.ac.cr 
Fotografía: Francisco Chaves.

 

… es importante que la gente conozca que un director está acuerpado por el equipo administrativo, y que juntos sostienen acciones que facilitan aspectos en docencia, en investigación y en acción social. Y bueno, somos muy eficientes; la Escuela de Lenguas Modernas es un modelo de gestión para la Universidad. 

 

Hace unos años habíamos entrevistado al profesor Allen Quesada Pacheco, desde su posición como Coordinador Académico; ahora queremos saber un poco más sobre él y su actual rol como director de la Escuela de Lenguas Modernas. 

 ¿Háblenos un poco sobre usted? 

Mi nombre Allen Quesada Pacheco, soy el director de la Escuela de Lenguas Modernas. Estoy en mi segundo periodo en la dirección. Vivo en Palmares de Alajuela y viajo regularmente a San Pedro. Soy profesor de inglés con una especialidad en la Enseñanza del Inglés y en Tecnología Educativa. 

 ¿Qué labores desempeña dentro de la UCR? 

Bueno, como profesor he estado involucrado con proyectos de Acción Social y con proyectos de Investigación. Fui el primer Coordinador Académico de la Carrera de Inglés, por muchos años, lo cual me llevó a hacer muchas tareas administrativas. Yo era el enlace entre las coordinaciones y la dirección de la Escuela. Y esa fue una gran experiencia para conocer bien la carrera, conocer los procesos administrativos, que muchas veces uno como instructor, como docente desconoce. Ahora que he sido director por 4 años, he tenido otro aprendizaje en el que ya no es solamente conocer nuestras carreras y la Escuela como un todo, sino la Universidad. Entonces tiene uno una visión más amplia y conoce un poco más de por qué muchas veces los procesos tardan, las acciones que se realizan desde las escuelas no son siempre expeditas o no son del todo atendidas. Y eso es a raíz de que somos una Universidad muy grande y hay muchas unidades no solamente académica, sino administrativas que requieren de procesos de tramitologías muy complejas a veces. He aprendido mucho de la tramitología y la burocracia Universitaria; y entiendo un poco ya desde estas posiciones, cómo se manejan las cosas. 

 Es realmente un reto grandísimo lidiar con esos trámites y navegar por la burocracia universitaria. 

Cada unidad administrativa es un mundo. Y otra cosa que he aprendido como director es el manejo día a día de la Escuela, que requiere del uso de muchas plataformas institucionales. Yo utilizo, por lo menos, de 20 a 25 plataformas distintas en las que tengo que ingresar para hacer trámites para que todo funcione, y eso es algo que incluso la misma Asamblea [de Escuela] desconoce. Esa labor que tiene el director de tener que ingresar a plataformas para hacer diferentes trámites es un trabajo muy cansado, porque requiere de estar frente a la computadora todo el día si se quiere que las cosas fluyan. Además de eso hay reuniones, hay visitas que hacer, hay graduaciones, reuniones de Asambleas Colegiadas, de Asambleas de Rectoría. Todo eso lleva, pero la unidad académica no se detiene, y tenemos que estar constantemente atendiendo diferentes necesidades de profesores y estudiantes. Y es al director al que le corresponde eso. 

¿Diría usted que el ser director y tener que manejar todo esto es el mayor desafío que ha tenido dentro de la Universidad? 

Sí, es el reto y la responsabilidad más grande que he tenido, porque la dirección es la cara de la unidad académica, pero los múltiples trámites que hay que hacer todos los días se dan también gracias al respaldo que tengo de la parte administrativa de la Escuela, que es muy eficiente, pero si yo como director me atraso con un proceso, atraso a todos los demás. Mucha gente me dice que no me ven tanto por los pasillos como a otros directores, pero estamos llegando a un punto en que en una hora se acumulan varios procesos urgentes, que no podemos dejar para el siguiente día, o para la tarde, sino que se compromete la imagen de la Escuela. Esas son cosas que muchas personas en la Universidad desconocen. Bueno, incluso yo lo desconocía antes de ser director, a pesar de que fui también Decano de la Facultad [de Letras] hace 10 años.  

Creo que no tenemos conciencia de lo grande que es la Escuela. Lenguas Modernas es como otra Universidad; esta Escuela es de hecho una de las unidades más grandes de la Universidad. Los trámites, las acciones y los proyectos que llevamos a cabo a diario llegan a ser incluso más que los que se tramitan en una Sede Regional. Entonces la responsabilidad mía es poder atender las necesidades de la Escuela lo más eficientemente que pueda. Ahí el sacrificio de fines de semana, a veces en las noches y madrugadas para poder sacar la tarea. Y nuestra eficiencia, como le dije anteriormente, es gracias también a mi apoyo administrativo, a las personas de la secretaría y a la jefa administrativa, [MDE. Andrea Coto Cordero] que, pues son muy eficientes y conocen mucho la Universidad. Se habla poco de eso, pero es importante que la gente conozca que un director está acuerpado por el equipo administrativo, y que juntos sostienen acciones que facilitan aspectos en docencia, en investigación y en acción social. Y bueno, somos muy eficientes; la Escuela de Lenguas Modernas es un modelo de gestión para la Universidad.  

 ¿Cuál ha sido hasta ahora uno de los mayores logros de su carrera, ya sea como profesor o como director? 

Bueno, he tenidos varios reconocimientos. El mayor ha sido la medalla conmemorativa del 80 aniversario de la Universidad de Costa Rica. Algunos colegas propusieron mi nombre para ser uno de los candidatos a obtener el premio y bueno, fui escogido por un comité y el año pasado recibí la Medalla Conmemorativa. Este es un gran logro personal, pero ha sido también gracias al aporte de colegas que han participado conmigo en proyectos de investigaciones.  

Sin embargo, uno de los mayores reconocimientos que he tenido y que no es tan palpable como un premio, es el proyecto CyberLab, que es usado en todo el mundo, todos los días, en más de 100 países y en todos los continentes. Entonces, para mí, tener la satisfacción de crear un producto usado a diario en todo El Mundo es el reconocimiento más grande que uno puede recibir por su trabajo. 

¿Y ese proyecto nació de un proyecto de investigación? 

El proyecto inició como un proyecto de investigación hace 25 años, cuando la internet no era lo que tenemos ahora. Nadie la usaba. La idea salió gracias a mi proyecto de tesis de doctorado en la Universidad de Kansas. Desde ahí yo pensé, “bueno, me gustaría crear algo para Costa Rica, una plataforma educativa”, y hablar de plataformas en ese momento era como estar loco. No había acceso a internet como lo conocemos ahora, pero gracias a colegas que se unieron conmigo, como Carlos Navarro, Marco Mora y luego Patricia Barquero y Roxana Chávez, iniciamos ese proyecto como un apoyo al Ministerio de Educación Pública, una plataforma digital desde Primaria hasta Secundaria, hecho a la medida para el Ministerio de Educación Pública, pero de acceso libre, para que todo el mundo pueda aprovechar la herramienta. 

Y bueno, otro logro durante mi gestión, y gracias al trabajo de varios colegas, es la puesta en marcha del Programa de Evaluación de Lenguas Extranjeras (PELEX). Este es uno de los proyectos más grandes de la Escuela en cuanto a proyección. El número de medios de comunicación que le están dando visibilidad a la Escuela gracias al proyecto PELEX es impresionante, no solamente a nivel nacional, sino internacional. 

 Una última pregunta. ¿Qué recomendación le podría dar al estudiantado de la Escuela de Lenguas Modernas? 

Bueno, creo que su formación no debe ser solamente académica, sino de habilidades blandas. Creo que eso es lo que hace grande a los y las estudiantes cuando ya comiencen a ser profesionales. Me parece que el crecimiento a través de los años de estudio no debe basarse únicamente en el conocimiento que tengan de inglés o el francés, sino que también es el conocer y el relacionarse con las personas lo que hace que puedan lograr muchas cosas en el futuro.