Francisco Chaves
francisco.chavesduran@ucr.ac.cr
Fotografía: Laura Moraga.
Entrevistamos a la profesora Roxana Chevez con el fin de conocer su experiencia como coordinadora actual de Acción Social en la ELM y del TCU-501 “Desarrollo e integración de materiales didácticos en Inglés para primaria y procesos de capacitación tecnológica”. Además, nos expresó algunas de las percepciones que ha tenido como profesional que pueden enriquecer el crecimiento de la Escuela.
¿Cuál ha sido su labor en el área de Acción Social?
Como coordinadora de Acción Social creo que la labor no solo es en la supervisión de proyectos, que es una de las cosas que hacemos, ya que revisamos que estén trabajando bien, hacemos recomendaciones para la mejora y generación de nuevas propuestas, además de examinar los informes que se presentan anualmente. Sin embargo, en los últimos tres años se ha venido dando en una línea más de formación, y hemos trabajado en ayudar a los profesionales que están encargados de proyectos para que hagan su labor de la mejor manera.
Por ejemplo, se han dado talleres sobre el uso de redes sociales como Facebook, para utilizarlo mejor y que los proyectos puedan divulgarse, o de línea gráfica, para conocer la línea de la UCR y usarla en las páginas web. También se han dado talleres en fotografía, redacción de notas, entre otros. Desde el año pasado se ha venido formando en cómo mejorar los proyectos, y lo hemos trabajado de manera colaborativa, tanto la dirección de la Escuela de Lenguas Modernas, la coordinación de Acción Social y la Vicerrectoría de Acción Social (VAS). Se ha ayudado a elaborar mejores informes, con información precisa, correcta, que siga los nuevos lineamientos de la VAS, y, sobre todo, que realmente muestre el trabajo realizado. Aunado a esto, se ha enseñado a generar diagnósticos para las comunidades que realmente puedan solventar las necesidades que estas experimentan.
La Comisión de Acción Social realmente se encuentra fortaleciendo nuestros proyectos, nuestros docentes y sus destrezas, dando conocimientos para que puedan realmente llevar a cabo un mejor trabajo.
En cuanto a la respuesta de los proyectos, ¿es buena, se pueden abrir más proyectos? ¿Qué faltaría?
Sí se pueden abrir más proyectos, de hecho, desde que estoy, se ha venido aumentando la apertura. Cuando empecé creo que había nueve proyectos, al siguiente año aumentamos a cinco más y así poco a poco ha ido creciendo. Ahorita tenemos 14 proyectos vigentes, y hay propuestas nuevas de TCU más que todo. Estamos en un momento crucial, porque a partir de las capacitaciones siento que van a nacer nuevos proyectos. Sin embargo, mucho va a estar determinado por una nueva guía que vamos a recibir de la VAS, que tiene cambios en la temporalidad de las propuestas o en la supervisión de los proyectos.
También se ha dado en que en años pasados no se pueden abrir proyectos por temas presupuestarios, sin embargo, no siento que actualmente ese sea el freno. Es una limitante que hay que manejar, pero si se presenta un buen proyecto, bien fundamentado y justificado, la Escuela estaría en la disposición de abrirlo. El problema real es que siento que las propuestas tienen que ser renovadas totalmente, porque ya hay muchos TCU o proyectos de extensión docente muy parecidos. Las propuestas deben venir a innovar, y no creo que la carga académica sea la principal restricción.
¿Y en cuanto a la disponibilidad del docente para trabajar en proyectos?
Ese problema siempre ha existido, no todos los docentes, al estar en algún proyecto de extensión docente o TCU, se ponen a “trabajar con las uñas”, y ensuciarse las manos, aunque sea prioritario trabajar en comunidad. Por algo es acción social, es salir de la comodidad del aula y la oficina, e ir a zonas alejadas del país a veces, pasar calor, comer lo que haya, es decir, conlleva otro tipo de compromiso, mucho más personal e individual. Depende más del tipo de persona, existe la que tiene el deseo y compromiso, pero a veces, por falta de información, no se involucran.
Profesora, ¿qué aspecto de su TCU desea ampliar, o lograr que la gente se involucre más?
Bueno, ahora tengo el proyecto 501, “Desarrollo e integración de materiales didácticos en Inglés para primaria y procesos de capacitación tecnológica”, y realmente creo que lo que más me gustaría que se rescatara de ese proyecto es la labor que hacemos en las ciudades, en los pequeños pueblitos a donde vamos, en el aporte a nivel de comunidad que hacemos. Por ejemplo, el hecho de que vayamos incluso sin recursos, porque a veces no tenemos ni el presupuesto de Vicerrectoría para ir a pagar comida y estadía. Buscamos lugares donde podamos trabajar con lo que haya, y si es solo arroz y frijoles, los comemos sin problema, ya que lo importante para nosotros es ir de verdad a esas comunidades. A veces ni siquiera les llegan profesores de inglés, entonces, a futuro estamos viendo la posibilidad de trabajar con escuelas unidocentes, donde el docente no es de inglés, pero tiene que cubrir la materia y suplir esas necesidades de los estudiantes. Estamos en vías de añadir al TCU el objetivo de que la capacitación de la comunidad sea más fuerte, para que, entre el docente y los padres de familia que estén dispuestos a capacitarse en aspectos básicos de la lengua, puedan mantener la educación en inglés de sus hijos, a nivel básico. Consideramos que sí podemos dar estrategias de enseñanza para enfrentar esa necesidad que poseen. Este es uno de los ejes más importantes del proyecto, ya que no es lo mismo trabajar con una escuela central de San José, con muchos más recursos, a trabajar con una escuela rural donde no tienen nada.
A nivel de proyectos de Acción Social, lo más importante a rescatar son los que, a pesar del poco presupuesto, salen adelante y capacitan, por ejemplo, el proyecto 3191, en el que se dieron talleres de evaluación durante casi dos semanas, incluso a profesores de inglés del MEP. Este proyecto no cuenta con carga académica para las docentes, por lo que ellas lo han hecho a corazón, realmente por “ponerse la camiseta” y dejar a la Escuela de Lenguas Modernas y a la UCR en alto. Esos son el tipo de proyectos a los que hay que darle más fuerza y divulgación, y claro, que deberían tener carga académica para recompensar el arduo trabajo.
Como coordinadora de Acción Social, ¿qué tal ha sido su experiencia?
Dura (risas), de un aprendizaje constante, de no vacaciones, porque como coordinadora tengo la responsabilidad de que si le pido a un docente que cambie o mejore su informe, o que presente las evaluaciones correspondientes para que justifique su labor, yo soy la primera que debe de estar capacitada, por lo que ha sido un camino arduo de capacitaciones en todas las áreas, desde el nivel jurídico hasta el nivel visual o fotográfico. Ha sido muy enriquecedor, pero sí ha sido bastante duro porque todos los lineamientos cambian año con año, aunque sea un poco. Por otro lado, la parte complicada es lidiar con la resistencia de los docentes, a veces es normal que los profesores se nieguen a modificar una estructura que han estado haciendo por dos o tres años, pero ayudarlos a cambiar es parte del trabajo. Como todo, creo que lo importante es ser proactivos, que todos como profesionales estemos en la misma página y nos sintamos igual de fortalecidos, y siempre es positivo porque se reflejan los nuevos conocimientos y esto puede motivar para reducir la resistencia.
¿Cuáles son sus proyecciones a futuro como profesional de la Escuela?
Yo siento que, por mi personalidad y mi manera de ser, siempre opto por mejorar en lo que sea. Si son las clases, por ejemplo, aunque haya dado cinco veces un curso, nunca lo daré de la misma forma, porque los estudiantes no son iguales. Estoy capacitándome constantemente, yendo a talleres, a congresos, como el de Oxford el año pasado. Si uno se mantiene activo, uno mejora y lo que está alrededor, también mejora. Cuando uno es docente, se presentan muchas barreras, y para eso existen los libros y talleres, para aprender y resolver los diferentes obstáculos. Aunque suene feo decirlo, ser proactiva es una de mis fortalezas y aunque requiera mucho tiempo, es muy satisfactorio prepararse y ayudar a los demás, compartir el conocimiento, y entre todos, fortalecer el equipo profesional. Mis proyecciones son las mismas desde que inicié en la Escuela, ponerme al pie del cambio, renovar conocimientos y mejorar capacidades lingüísticas, docentes, administrativas, en todas las áreas en las que me desempeño a diario. No quedarme nunca estancada, investigar, en fin, muchas cosas que se pueden hacer y no solo me hacen crecer a mí, sino que crecemos todos como Escuela.
¿Le gustaría, en un futuro, irse con una beca al extranjero?
En este momento diría que no, pero por motivos personales, no por no querer crecer profesionalmente.
¿Los colegas que se encuentran realizando estudios afuera, van a aportar mucho a la Escuela?
Yo esperaría eso, que crezca esa cultura de compartir, que lo que aprendan allá lo puedan replicar aquí, con talleres donde podamos aprender todos.
¿Qué espera a futuro en esta Escuela? ¿Qué cambios le gustaría ver?
Más capacitación, más compromiso, que uno mande una invitación y diga “invité a 40, llegaron 39”. Eso es lo que quiero ver, porque cuando uno se mantiene fresco, actualizado en todas las tendencias metodológicas, administrativas, lingüísticas, llega a crecer realmente y le ayuda a los demás a crecer. Quisiera que esta Escuela fuera pionera en esto, no solo asistir a talleres y capacitaciones, sino multiplicar eso que se recibe, que los profesionales generen y propongan nuevo conocimiento, con más deseos de superación.
Además, que podamos certificar, tal y como lo hacen otras instituciones cercanas, certificar en todos los idiomas y que sea algo grande, que nos llene de orgullo.
¿Es necesario informar y divulgar más?
Claro, es necesario trabajar en la divulgación. Yo solo uso el Facebook para la página de Acción Social y la del TCU, pero cada vez que pasa algo, hay que publicarlo. Cuando uno comparte la información sobre algún proyecto, empieza a crecer no solo el mismo proyecto, sino la Escuela de Lenguas Modernas en general.
Relacionado al tema de los TCUs, ¿se colaboran unos a otros?
Por supuesto. Generalmente varía, pero el año pasado nos reunimos para saber qué estábamos haciendo cada uno, y surgieron alianzas interesantes. Por ejemplo, el proyecto de “Lenguas Modernas a su alcance” y el mío tienen aspectos que se pueden trabajar de manera colaborativa, ya que, aunque sean objetivos distintos, e incluso uno sea TCU y el otro un proyecto de extensión docente, se pueden ayudar unos a otros.
Para finalizar, ¿cree usted que se debe generar una cultura de compartir información entre los docentes?
Falta un poco, tal vez en mi gremio somos muy dados a compartir material e información en general mientras se respeten los créditos, y esto ayuda a hacer la carga más llevadera. ¿Quién es el beneficiario final? El estudiante, porque va a tener mejores insumos y va a salir más preparado si se da una cultura de colaboración. Ya existe esta cultura, pero siempre se puede mejorar, y mientras más se vaya dando, más contagioso se vuelve. A veces hay que matar a esas voces que le dicen por detrás “deje de compartir”, porque es algo muy lindo, al compartir uno también se retroalimenta.